viernes, 30 de julio de 2010


Una mujer no quiere fotografiar cactus
otra detesta las manifestaciones
mientras que una más ha olvidado
la palabra/olvido

¿Quiénes son todas ellas para decidir incoscientemente qué querer/ detestar/ olvidar?

Una mujer perdida en París ha buscado lo encontrado
a la izquierda el lado rojo vibrante del deshacerse
a la derecha la pared azul del derecho de contenerse

Yo ya me iba a quedar

Un hombre desconocido se sentó en la cama, que también es de él
un tango suena desde una aparatosa grabadora
Vos si que sos compadrito
nunca bajaste el copete
y solapás tus valores
con finura y destreza


Dice

Un hombre a representado una falsa acusación
su voz se ha distorcionado
la cara se le ha perdido
apunta amenazante con la mirada
me ha dado una corazonada
dejó guardado el corazón

Todos tenemos uno

hasta tú


No te quedés cerca del mundo
cuando esté por aplaudir
haceme caso
Continúa el tango


.
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Ilya.

miércoles, 14 de julio de 2010



El día está aburrido y gris, ha llovido.
la pintura de este cuarto, se derrumba.
las paredes pequeñas y amarillas, se humedecen.

Afuera escucho el aleteo de un loco, me asusta.
el gato manchado escarba la tierra, se desaparece.
mis pies están fríos, se escarchan.

Más allá el comercial de la radio, me enferma.
cerca del periférico estás tú, ausente.
mi boca está algo seca, desde que te fuiste.

Hace algunas horas en éste mismo lugar, me besaste.
antes de cruzar la puerta, tus dedos.
un suspiro al recordar, tu mano.

es que hace frío y ha llovido.
es la tarde indiferente y esta necesidad de ti.
es curioso ser parte de la cotidianidad por un tiempo.

nunca pensé extrañarte por un puñado de horas curables.
nunca pensé separarnos por algunas cuadras deformes.
nunca pensé quejarme de no verte para la comida.

es decir, si lo pensé, más no creí que fuera posible tanta suerte.

martes, 4 de mayo de 2010




Faltando dos para las seis
olvidé bajo la cama
la contraseña aquella color rosa
que tantas veces usé como autobús
para llegar a escribir esta cosa


niña de pasteles/ tierra de chocolate
lodo delicioso/ naranjitas agridulces
rompe el crayón azúl/ te dejo tu parte

ollas inservibles que eran de la abuela
toma mi listón dame tu pulcera
mira para el cielo/ ven a ver la estela

bailábamos como serpientes
y no importaban los ojos del qué dirán
sólo las risas que resonaban bajo el zaguán
la tienda de la esquina/ el pretexto para la felicidad
y no importaban las caras amarillas y menos los dientes

café con leche en tu casita al atardecer
la andadera que rechinaba bajo el piso aquél
galletitas de vainilla al amanecer
ojos de fuego que acuchillaban desde el lavadero
para ver quién se atrevía a ser el primero


fantasmas de ropa/ sueño falso
juguemos otro rato
sapos en la cocina
cara de mulato
pies de gallina
pijama lila/ ropero ingrato

niña embustera/ chiquita volátil/ soñadora sonriente
no dejabas ni verte/ ven a que te lo cuente
vamos a mi casa/ ven a ser mi hija
ningún escondite mejor que detrás de la puerta
nadie te lo inventa/ dice la señora/ su nombre era Bertha

tacones de madera/ directora payasa/ canta primavera
adiós a las hojitas que dejó tío Toño
pobres tus hojitas/ huérfanas de ti
vuelve pronto estación del otoño

niña de las nubes/ nombre de flor y mar
vuela vuela mariposa/ sal de ahí florecita
nadie era más grande que el señor mar
nadie más dichosa que la hormiga/ entre la tierra
bajo su hojita/ sobre la pared
en aquella banca/ corre corre mi bonita


más allá de donde estés





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[Ilya Guerrero. Ella es.]

viernes, 19 de marzo de 2010


Algunas personas dicen que el 13 es un número de mala suerte. Yo no lo sé, pero ese día llegaste a mi vida, no directamente, pero llegaste en la forma en que tenías que llegar, en la única forma posible, quizás, si, quizás. Ha pasado mucho tiempo, bueno, no sé si sea en realidad mucho(al parecer no sé muchas cosas), pero al menos es la sensación que tengo. Desde esa aparición en mi vida llegaste a cambiarlo todo, tan solo leerte me basta para diferenciarte de todos, de todo. Llegaste con las mismas palabras y la misma forma que tienes de hablar y escribir, con ese aire que tienes que parece de otro mundo, un mundo taaan distinto al mío. Pareciera al leerte, que vivieras en el mundo de los vaivenes de la serenidad, siempre con las palabras precisas, sin más ni menos, siempre tan “tú”. Sabes a lo que me refiero, tanta gente que te ha seguido por lo mismo, por tu gran forma de escribir, de escribir las cosas, incluso las más simples, aunque es tan distinto por estos medios que en persona. Incluso se han enamorado, o han creído enamorarse de ti casi obsesivamente. Pero ellos nunca lo sabrán, no sabrán como eres en realidad, no hasta conocerte frente a frente. Y no es que se vayan a desilusionar, simplemente es diferente, y yo lo prefiero eternamente así. Porque eres tú. La computadora distorsiona un poco. Lo sabemos bien, pero todo esto que estoy escribiendo es otra cosa. Estoy divagando un poco, como casi siempre.

He estado un poco melancólica últimamente, bueno, todo el día, creo que soñar con Nico, no me ha hecho bien, creo que me ha afectado. Hoy por cierto, también soñé contigo. Y eso es un poco extraño, porque por alguna razón casi no te dejas soñar, y eso que yo sueño mucho. […]

[I]

lunes, 15 de marzo de 2010


Pensar, quién quiere pensar en estos tiempos, las personas queremos felicidad fácil, fácil y rápida, y el pensar presupone todo lo contrario.

A las 7 am Feli saltó de su cama, se cepilló los dientes aún con las marcas rojas en la cara que resultan después de haber dormido nueve horas, se puso los jeans azules de siempre y los tenis que tanto le disgusta usar. Salió de casa a las 8 am, caminó cinco cuadras y media al norte hasta cruzar el camellón amarillo, subió dos cuadras más y giró a la izquierda, pasó por la luna de la panadería, la boutique cereza, y la zapatería que más bien parece un negocio de lavado de dinero.

Finalmente llegó al mercado, era innegable que Feli había llegado, reconoció las carnes y el humo, hasta llegar al pasillo principal, entre el tumulto de la gente y el olor a pescado y sudor, después la frutería y la lucha contra las pilas de tomates rojos, los grandes, buenos y brillantes, se escondían de Feli y de vez en vez salía rodando un tomate desde la cima de la pila hasta el suelo, dando vueltas hasta la puerta del local adjunto. Feli temió exponer su torpeza al empleado y a la misma gente que compraba. Después de todo, ¿Quién no puede escoger tranquilamente un kilo de tomates sin que salgan rodando por los pasillos?.

Luego de unas cuantas luchas más, eso de ir al mercado era todo un suceso, y haber gastado más de lo previsto, Feli regresa a casa bajo el sol poco amigable que hace que su cara de arrugue, deformandose extrañamente. Camina la misma ruta pero al revés, esquivando coches conducidos por personas cortas de memoria que han olvidado que alguna vez tuvieron días de peatones sin posibilidades de un coche, con las manos llenas de mandado y 500 mililitros de orina queriendo salir insistentemente, bajo el sol poco amigable que hace que las caras se arruguen y deformen extrañamente, como la de Feli que ahora está en medio del camellón, esperando que algún conductor aun tenga un poco de memoria y le de el paso al fin.

Feli continúa caminando hasta que al llegar a la boutique cereza se encuentra con un ex compañero, el cual siempre fue un pelele y ahora, por supuesto, por papá o suegro, tiene el empleo del año. Después de una plática insulsa e hipócrita, con un poco de sudor en la frente y los cachetes rojos, ya no por las marcas que suceden al dormir, sino por el guerroso sol, Feli sigue su marcha, hasta que por fin, llega a su gris pero querida casa.

Al entrar, la luz de la calle ilumina el pasillo, dejando ver el cuerpo inerte de su pez querido, se da cuenta que ha saltado de su pecera y nadie lo ha visto, el pobrecillo habrá agonizado dando brincos hasta sacudirse lentamente. Ahora el pez yace sobre el piso, sucio el piso, por cierto, y está tieso, si, tieso, tieso y blancuzco con una pequeña pelusita enredada en su cola. Feli piensa impotentemente que esa mañana no le dio de comer y que la última vez que lo vió nadando y feliz fue anoche, piensa en que no llegó a tiempo para salvarlo del cielo de los peces, al cual no le correspondía ir aun, pensó en la cepillada de dientes, en las marcas de su cara, en los jeans y los tenis, en el camino al mercado, el circo de los tomates y el olor a pescado y el camellón amarillo y en el tráfico y los conductores desmemoriados y el pelele de su ex escuela y la luz de la calle que iluminó el pasillo, como anunciándole la muerte. Pensó en el momento preciso en que al pez le dieron ganas de morir. Y pensó, sobre todo, en que nunca quiso ponerle una tapa a la pecera porque creía que le quitaba libertad al pez, como si con la tapa se achicara la pecera, o se asfixiara el pez, o se pegara al brincar. Pero ahora ya no importaba.

Con resignación llega a la cocina, y se encuentra con su pareja, quien ignora la tragedia del pez, y se encuentra también con la super heroína de la vida de su pareja. Su suegra, quien saluda con una sonrisa de porcelana, que para Feli, más bien es de loza rota. El café está como por arte de magia hecho, y comienza la charla, que más bien parece un monólogo, y la señora comienza a decir con fervor las noticias de la cuadra, de la hija de la sobrina del cliente, de vez en cuando, deja ir un comentario poco agradable sobre Feli, mientras pela exóticamente una naranja, porque así le gusta a ella, y a Feli no le queda nada más que sonreír lo más naturalmente posible.

Luego, comienza la segunda etapa de la charla, los malestares de salud, los males vaginales, de asma, piel, de hipertensión, de muela, de músculos y los de su flora intestinal. Todos ellos la han aquejado en lo que va del año. Mientras tanto, Feli piensa en que se privará de hacer el amor con su pareja, porque en ese momento se encuentra indispuesta, porque le está dando un masaje de pies a su suegra celestial.

Feli se mete al baño, necesita una ducha urgente, pero al abrir la puerta se encuentra con esos bichitos desagradables, más que eso, los que le dan fobia. Entonces, de golpe cierra la puerta y se dirige al sillón, que más bien parece cama de agua, su cuerpo parece hundirse hasta perderse dentro de él, sin que nadie se de cuenta. Ni de la tragedia del pez, ni de la sonrisa hipócrita, ni de los moustruos del baño, ni de su desaparición en el sillón. Se ha pasado la hora de la cena, y Feli piensa que no importa si se va a la cama sin cenar, y piensa en lo grandioso que sería si cuando su pareja regrese a su lado, no tenga hambre.

Feli sigue perdido en la inmensidad del sillón, ni el FBI ni Sherlock Holmes quien ha revivido solo para encontrarle, lo ha logrado. Se han pasado los minutos, mientras termina la sesión del masaje y su pareja regrese a buscarlo, Feli sigue pensando, y piensa en el futuro y en que no sabe nada, ni siquiera sabe cómo, cuándo, ni dónde morirá, si será feliz o será mártir de la vida, si su pareja lo amará más que a su madre algún día, si lo enterrarán en su tierra o en la suya, si su familia lo ha disculpado o si tiene sentido pensar todo eso.

¿Quién quiere pensar? Las personas queremos felicidad fácil y rápido, pero la vida no es una maruchan. Y lo sabemos, sabemos que no nos queda de otra mas que los juanetes en los pies, la gota fría, la llamada ausente, el ruido del refri, el cumpleaños y la cana brotando, la cama con dos, o con uno, o vacía.

Entonces, para calmarnos, en algún momento, salimos de la inmensidad sillón y de los pensamientos ondulantes y encendemos el televisor, apagamos la luz y empezamos a no pensar.

miércoles, 10 de marzo de 2010


Para tenerte y después dejarte, que se sequen y caigan las lilas de los árboles que nombré, para tenerte y después dejarte, se necesita la última nota del piano que nunca tuve, un poco de locura y un tanto de tonto adiós.

Hoy escribo desde un lugar bonito, no puedo decir cuál es. Pero les aseguro que si algún día tienen la oportunidad de conocerlo les va a gustar. Es una tierra de colores y cantera, de música y sobre todo, comida, mucha comida. Cuando pienso en su nombre lo primero que se me viene a la mente es una palabra: costumbres. Con flores y velas, familias y diálogos entre ellos, que para muchos, incluyéndome a mi, lo acepto, pueden ser retrógradas. Me refiero a algunas costumbres o "formalismos", como eso de ir ante la suegra a que te diga un discurso de "cómo ser una buena esposa". Dependiendo de nuestras raíces, del lugar y personas y situaciones y vida y costumbres de donde fuimos criados y educados, nos puede resultar agradable o desagradable, ya saben, las costumbres y la educación suelen ser muy diferentes. Cualquier situación ajena a nosotros nos puede traer conflictos, nos puede frustrar, enojar, hasta hacer que nuestra cara muestre señas de desagrado y que por dentro digamos "no no no".

Pero bueno, como ya dije, escribo desde un lugar bonito y lejano, y no sé por qué me desvié, el lugar está perdido entre montañas y cerros. Una pista, está nublado, bueno, aunque eso no es una pista realmente, porque puede estar nublado en muchos lugares del mundo. Bueno, de nuevo, primera pista, hay un ave gorda y verde al cual llamo nicópata. Segunda, huele a guisados. Tercera, hay gatos negros. Seguro que ya saben en dónde estoy, para aquellos que frecuentan o frecuentaban este lugar, es más que obvio. Les daré la última pista, tomenlo como un plus, la calle podría estar doblada, pero no lo está.

¿Y qué ganan ustedes sabiendo dónde estoy? no crean que escribí todo eso sólo porque sí, sé perfectamente que sería irrelevante si no tuviera un propósito y sólo les habría hecho perder el tiempo. Resulta que he organizado un pequeño concurso, para aquellos que lean esto. La primera persona que me deje la respuesta, se gana una noche de pasión desenfrenada conmigo, más un libro de Sabina autografiado y la película de "I'm a cyborg" del director Park Chan-wook. El límite de tiempo para la respuesta es el séptimo mes de éste año. Después de ese lápso ninguna respuesta, aunque sea correcta, tendrá validez.

Ah! casi lo olvidaba, la respuesta es ¿En dónde estoy?, no, esa es la pregunta, lo que busco es la respuesta a la pregunta.


Les dejo una imagen que encontré en la pc desde la que estoy escribiendo. No sé si tenga algo que ver con este texto, pero igual les sirve como incentivo. Pero no emocionen, no soy yo.


Bueno, el concurso comienza ahora!


Y adivinen qué, ya no está nublado.

martes, 23 de febrero de 2010




Ven y cántame una canción
afuera el viento y la sal
es de noche y suena la guerra
ya no queda mucha tregua

entrarás por la ventana
o quizá en un sueño azúl
entrarás por el pasillo
o tal vez en un poema

ven y cántame una canción
la más dulce y etérea
aquí adentro me voy haciendo nada
se me apaga la mirada
y ya no creo en cuentos de hadas

pondré velas cuadradas
y un poquito de café
te daré las cartas guardadas
todas esas que nunca te envié

ven y cántame una canción
arrúyame en tu pecho
disipa la cordura
que no quede intención

ven y cántame una canción
regálame tu abrazo
te entrego mi ternura
y en ella el corazón









[Una canción.]



Yo aún recuerdo las maletas alejándose de la puerta, y los dulces de café que mandabas de tu parte, el abrazo ausente, la charla pendiente que jamás esperé, yo recuerdo tu voz de sargento y tu cara de nada, la cual nunca pude comprender y yo pensaba que quizás guardabas una gran misión afuera, los paseos anti-naturales y nosotros como una gran mancha tras de ti, yo recuerdo bien los silencios gritando sobre la mesa, las caras pálidas, aquella zangoloteada de cabeza por un juego de muñecas con muñecas, la prisa por las calles, la piñata en llanto, la ausencia toda. Mis tres, cuatro y cinco sin ti, los siete, los ocho, los nueve y parte de los diez. luego los once, doce y trece. Probablemente te parezca extraño todo esto, lo vi en una película, quizá también la viste tú.

Estaba pensando en el tiempo, tal vez mientras paseabas por el Sahara o cuando fuiste al París con tu compadre, mientras arreglabas jardínes o construías el lugar de los sueños de otros, bajo el yugo del sol ardiente, o mientras las cenas de cinco dólares, o quizá mientras todo ello. Un día me convertí en mujer. Y había color en mis mejillas y mis pestañas eran más negras y mi boca era rosa. Eso mientras por muchos meses la lluvia entraba por todas partes, no es que ahora sea muy diferente, en ese entonces uno ya no sabía si mejor salir o quedarse, de todos modos no había mucha diferencia. Nosotros nos quedamos. Y un...no puedo decir gran día, pero un día llegaste, y llegaste como si nada, ni siquiera me acordaba de tu cara, traías un montón de cartones y cosas. ¿Recuerdas cómo me llamaste? sí que fue dantesco.

Lo curioso de todo esto, es cómo uno puede llegar a recordar aquellas cosas, cómo se puede detener un minuto y ver aquellos días, como si regresaran a la realidad actual. Entonces uno reacciona un poco y a veces es inevitable decir cosas, sin perder la estabilidad. Tac tac tac toc tac tac, es lo único que suena. Porque yo jamás podré decirte nada, palabra por palabra, voz a voz. Ni siquiera sé de ti. Y no importa, créeme. Sólo a veces siento un no se qué por ti.

No te preocupes, quiero decirte, que no te recuerdo, que nunca me hiciste falta, y que siempre he estado mejor sin ti. Porque no se puede extrañar, ni necesitar, ni esperar a quien nunca estuvo. Lo del querer, eso es otra cosa.





[Carta sin destinatario ni remitente.]

No se puede hacer eso que llaman poesía con la felicidad, cuando es toda tan puramente ella. A lo más que puede aspirar alguien como yo, es a hacer un pequeño ensayo mal hecho.

sábado, 20 de febrero de 2010


Hoy quiero palabras
palabras bonitas
tomadas de las manos
y de las patitas
me gustan dormidas
y cuando son suaves
me gustan las fuertes
las que llegan como un dardo

quiero palabras esta mañana
y en la tarde y cuando el cielo negro
me gustan las palabras
cuando se mezclan y bailan juntas
cuando dicen algo que puedo comprender
quiero palabras enlazadas
me gusta jugar con ellas
formarlas borrarlas dibujarlas
ponerlas y luego quitarlas

me gustan las palabras que no dicen
lo que todos dicen
me gusta que sólo algunos
me gusta que no todos
me gusta cuando dicen mucho
y cuando dicen poco
me gustan cuando callan
me gustan las palabras
las que se disfrazan
con puntos y comas y también sin ellos
y me gustan las palabras
sobre todo oiga usted
las que son sinceras

me gusta jugar con las palabras
moverlas tumbarlas levantarlas
pero más me gusta decir con ellas
que me ayuden a dibujar
lo que hay a veces dentro

me gustan las palabras
no como a una cosa loca
no como a un pez saltando
no como al diente la boca
no como a un niño soñando

me gustan las palabras
me gustan más con chocolate encima
me gustan las palabras menos inventadas
las prefiero más fantásticas
me gustan las sencillas
también las elegantes
con todas ellas me gusta decir
lo que no todos dicen
lo que pocos comprenden

me gustan las palabras
aunque pueden ser tenebrosas
porque pueden ser camaleónicas
y eso a pocos les gusta
me gustan las palabras porque ocupan
me gustan porque lloran una sobre otra
me gustan porque siempre dicen lo que quieren
me gustan las palabras, corretearlas y mecerlas

me gusta jugar con ellas un rato
pero más que a nada sepa usted
me gustan las palabras sinceras
las que dicen lo que dicen sencillamente
sin jugar sin ocultar sin lastimar

me gustan las palabras que cumplen la función
de decir lo que quiere el corazón
no siempre lo pueden hacer
porque el corazón habla un idioma diferente
hay veces en que las palabras tienen que guardar silencio
porque sólo los corazones que viven en los pechos
sólo y únicamente ellos se comunican perfectamente
porque el corazón tiene un idioma tan inmenso
que los oídos humanos no son totalmente capaces de comprender
incluso las palabras no siempre lo entienden y a veces les cuesta traducir
pero créame, hacen el más valioso y extraordinario esfuerzo.



Es cuando no lo logran que callan, porque saben que es necesario que hable el corazón, y habla en un silencio entre dos, cuando nadie dice nada, en el más sutil de los lenguajes habla el corazón.




[Palabras mías.]

sábado, 6 de febrero de 2010

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Se siente a veces, lo digo yo, lo dices tú
Como poco a poco los muros que cayeron
Se van levantando alto muy alto
Afuera las mañanas tibias
Se consumen en el vaivén de los días
Y es tan firme la indiferencia
Sobre zapatos contradictorios
Tan fuerte, que se expande como una brisa abrumadora
Gigante, enorme, tan fría como la distancia
Parece que las ganas
Parece que el deseo
Parece que la fuerza y voluntad
Se visten frágiles, se rompen con las olas
Y todo es un eco
Ya nada está tan vivo aquí
Y mi corazón para de latir de vez en vez
Cuando te quiero y no me quieres
Cuando te busco y no te encuentro
Cuando te hallo y no estás
Cuando se ha aruñado al amor
Y no se quiere el perdón
Porque sí pero no porque no llegó el olvido
Uno se queda sin palabras cada tanto
Y luego llega una niña, se mete por tu ventana
Pero tú no dices nada porque has olvidado todo
Y te quedas entre cuatro paredes sin cuadros que colgar
Brindemos torpes entonces


Por la última lágrima que nunca quiso nacer
Que derrumbó los muros y los trajo de nuevo
Que sacó a las mañanas tibias de la cama
Y las consume sin piedad a diario
Que llamó a la indiferencia y le dio alimento
Y zapatos contradictorios y ahora es un monstro
Que rompió las ganas, el deseo, la fuerza y la voluntad
Que paró a mi corazón de vez en vez
Y que no quiere el perdón porque no llegó el olvido
Que se lleva nuestras palabras cada tanto
Y que ignora a la niña que se ha metido por tu ventana
Y que te ha hecho olvidar todo y eso hace que no digas nada
Y te quedes entre cuatro paredes sin cuadros para colgar
Brindemos entonces.




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miércoles, 3 de febrero de 2010


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No le avises al tiempo
que mañana te irás
no le avises al tiempo
carretera perdida

no le avises al tiempo
que traiga la melancolía
no le avises al tiempo
que se trague su ira

que los días aún son ciertos
que aún tengo tu alegría
no le avises al tiempo
que te tengo todavía


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. . . Nunca es suficiente. . . .

lunes, 11 de enero de 2010


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Un pedacito de alegría/mi corazón está al revés
un poco antes de verte y no me puedo contener
cuando puedas mira el reloj, anda más aprisa
que tus manos bailen con los pies
quizá te des cuenta/quizá no
pero falta tan poco ya
y aunque hace frío y sigue aumentando
y aunque allá parezca un congelador
aunque tuviera que esperar siete horas
y te hayas enojado
porque se me ha escapado el bus
porque me dijiste antes
porque ya me hacías arriba
yo voy en camino
voy por ti para mi
porque hace tanto ya
voy por un pedacito de alegría


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